miércoles, 25 de mayo de 2011
EXCURSIÓN AL MONCAYO
Aragón es una comunidad autónoma con grandes contrastes que se caracteriza por su gran riqueza biogeográfica y paisajística. En el corazón del Sistema Ibérico se encuentra el Moncayo. En 1927 la sociedad reconoció la belleza de este lugar y lo declararon Parque Natural y espacio protegido. Además el imponente macizo ha sido en innumerables ocasiones punto de referencia y lugar de mitos y leyendas. Y este ha sido el destino de la excursión que hicimos el miércoles 27 de abril.
Comenzamos la jornada en la parte baja del Moncayo donde vimos algunas plantas aromáticas como la lavanda y el tomillo, que sirve para aliviar los dolores de garganta; el romero, que se utiliza para reducir el dolor muscular, la jara, cuyas flores tiene un amarillo llamativo que atrae a los insectos y así se polinizan; el rosal silvestre y también algunos árboles como las encinas, que necesitan calor para crecer y cuyo fruto es la bellota.
Se puede apreciar la presencia de algunos animales por sus huellas, por sus restos (como un esqueleto de zorro que encontramos) o pelaje que dejan enganchado en las ramas bajas de los arbustos pinchudos las ovejas.
En nuestra segunda parada almorzamos en un merendero. Gracias al buen tiempo pudimos tener una bonita vista del monte entero. Después fuimos al Centro de Interpretación donde vimos una presentación que nos contaba algunas características del Parque Natural del Moncayo, como su vegetación y su fauna.
A continuación fuimos a dar un paseo y descubrimos que el Moncayo es una zona muy húmeda, ya que la primera parada de descarga de las nubes procedentes del Océano Atlántico es el macizo: son las llamadas lluvias orográficas. En esta zona del monte encontramos arbustos y árboles como el roble, que necesita menos temperatura y se adapta mejor a la humedad. Sus hojas son grandes y blandas para retener el agua y sus bellotas alimentan a jabalíes, insectos y aves. En sus ramas se forman agallas gracias a la reacción química que se produce cuando un insecto pone sus huevos en la madera. En ellas crecen las larvas hasta que son adultas y salen por un pequeño agujero.
También abundan las hayas, cuyo fruto es el hayuco; y los pinos, que no son autóctonos, sino que se utilizaron para repoblar el bosque cuando éste sufrió una tala masiva. Los pinos retienen la humedad, ayudan a sujetar el suelo y evitan la fuerza erosiva de las gotas de agua. En las zonas más altas se encuentra el pino negro, que se adapta mejor a las bajas temperaturas y en las cumbres hay matorrales, pastos y líquenes que sobreviven en condiciones extremas.
En nuestro paseo vimos también otras especies menos frecuentes como el abedul, cuyo origen se remonta a las glaciaciones, lo que explica que se adapte tan bien a la nieve (sus ramas son flexibles para dejarla caer al suelo sin romperse) y al frío (es el árbol típico de Rusia). Sus raíces son superficiales.
El acebo, sin embargo, tiene hojas duras y brillantes, con pinchos en los ejemplares más jóvenes. Sus bayas, que sólo producen los arbustos hembras, sirven de alimento a los animales durante el invierno, ya que es uno de los pocos que dan frutos durante esta estación. Es una especie protegida porque mucha gente la arrancaba para decorar su casa en Navidad y esto la puso en peligro de extinción.
También el Moncayo es rico en diversidad faunística. En los días más húmedos podemos encontrar babosas, animales hermafroditas que durante el apareamiento se fecundan entre si. También hay muchas aves curiosas como el pájaro picapinos, que se alimenta de insectos que viven en el tronco de este árbol. Sólo realizan su labor cuando no se sienten amenazados, por lo que no vimos ni oímos ninguno. El piquituerto es un pájaro que se alimenta de piñas, igual que otros animales, como el ratón de campo y las ardillas.
También abundan las hormigas rojas. Se alimentan de insectos que cazan inyectándoles ácido fórmico. Están continuamente construyendo su hormiguero. El escarabajo pelotero recoge excrementos para alimentar a sus crías y cuando corre peligro, segrega un líquido rojo y se hace el muerto.
Algunos animales viven de los árboles, como la procesionaria, que come hojas de pino. Se refugia en nidos parecidos a paneles y se entierra en el suelo para hacer la crisálida. Tiene pelos urticantes para defenderse de sus enemigos. Otros se alimentan de la madera, como la carcoma, pequeño gusano que se introduce en el tronco y dentro de él se convierte en escarabajo.
Entre los mamíferos destaca el corzo, una especie de ciervo pequeño. Los machos tienen cuernos para luchar por las hembras. Conforme van creciendo, los cuernos se les caen para ser sustituidos por otros mayores.
En resumen, pasamos un buen día y aprendimos muchas cosas. Antes el Moncayo era una gran fuente de recursos de la que se aprovechaban la madera, los pastos, el agua y los minerales. Actualmente es un espacio protegido donde pasear, mirar, escuchar, oler y dejarse llevar por el encanto de la naturaleza.
Rosana Bautista y Ana Olleta (1ºI)
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