jueves, 2 de junio de 2011
UN "CASTING" AJETREADO
François terminó de leer a sus amigos, con un golpe seco cerró el libro. Marie, Theo, Monique y René contuvieron la respiración, el texto había sido una maravilla y seguro que no había película en él. Una vez pasado el momento de estupor los cuatro amigos coincidieron en la idea de François, iban a hacer la versión cinematográfica del libro; era algo viejo y habría que cambiar alguna cosilla y también estaba el problema del casting, pero por lo demás sería coser y cantar. Por ello decidieron empezar por hacer el guión, lo que les llevó “apenas” tres días sin descanso.
Una vez terminado el guión los cinco amigos se reunieron para leerlo y decidir qué hacer a continuación. Como a todos les gustó la versión que Theo había hecho del libro decidieron repartirse sus papeles en “la película”; François y Monique decidieron ser la pareja protagonista, Theo y René dos papeles secundarios y Marie de mala malísima. Ahora venía la peor parte: el casting de todos los demás personajes; tendrían que elegir el lugar para llevarlo a cabo sin que sus padres se enteraran (todos ellos eran menores), tendrían que colocar carteles por toda la ciudad, crear un blog que tuviera “gancho” y ¡tendrían que fabricar gran cantidad de carteles!!!
Se repartieron las tareas: François y Marie buscarían el lugar, empezarían por Montmatre, que era el lugar con más viviendas bajas abandonadas de todo París y más lejano de sus casas. Theo pediría a su primo, que trabajaba en una imprenta, los carteles y haría el blog. Y Monique y René pegarían los carteles por la ciudad.
Después de la reunión Fraçois y Marie llamaron a sus casas para avisar de que el lunes llegarían tarde porque iban a hacer un “trabajo de investigación” sobre Montmatre con sus otros tres amigos, y que avisaran también a las madres de estos. Luego fueron a la biblioteca y buscaron páginas de alquiler de edificios, resultó relativamente fácil encontrar a alguien interesado en alquilar un local el lunes por la tarde; claro, que este les pidió una cantidad bastante elevada y ahí surgió el nuevo problema, tendrían que conseguir el dinero. Se les pasaron por la cabeza millones de ideas: hacer de vagabundos, jugar a la lotería, vender postales debajo de la Torre Eiffel, coger las monedas de los carritos de la compra, ser carteristas, robar un cuadro del Louvre, etc. Al final se decidieron por una idea mucho más sencilla: coger los ahorros de todo el grupo, no llegarían al total, pero con eso y un poco de suerte quizá lo consiguieran. Después de coger todo el dinero se llevaron una decepción: ¡no alcanzaba ni a un cuarto del total!!! Entonces decidieron ir a mendigar a la plaza de la Bastilla, solo que fueron tan “listos” de ponerse ropa de marca y al final tuvieron que robar carteras, esta vez con la suerte de robar un bolso con más de doscientos euros dentro. Esta parte del trabajo estaba acabada.
Mientras, Theo se dedicaba a convencer a su primo de que hiciera copias de un cartel que había diseñado con pretextos escolares (el blog le había ocupado apenas quince minutos). Cuando casi le tenía convencido apareció su hermano gemelo, Gerad, que fue lo suficientemente bocazas como para contarle a su primo que en el instituto no había nada relacionado con carteles de cine. Al final Theo tuvo que hacerlos a mano en su casa y suplicar a su primo y a su hermano que no contaran nada a sus padres.
En cuanto terminó llamó a Monique y René que fueron a poner los carteles por la ciudad. El primer problema les surgió en el metro: tuvieron que convencer a los guardias de seguridad de que eran de uno de esos grupos de arte independiente que se anuncian con cartulinas gigantes por la ciudad. Debieron hacerlo tan mal que los policías se dieron cuenta rápidamente de que era simplemente imposible que fueran a cometer un atentado. El siguiente problema se planteó cuando fueron a colocar el primer cartel y se percataron de que no tenían cola para pegar, total, que tuvieron que acercarse a un “árabe” cercano para comprarla. El último problema se planteó cuando una vez pegados todos los carteles miraron la hora y descubrieron que llegaban tres horas tarde a casa. Sin embargo, soportaron de manera estoica sus respectivas reprimendas, habían logrado su objetivo.
El lunes fueron al local alquilado sin falta y expusieron su idea a la masa de gente que se había reunido para el casting. Cuando los tenían prácticamente convencidos uno preguntó el nombre del libro; François respondió: “Parque Jurásico”. Todo “su público” estalló en risas, mientras les decían a los cinco amigos que esa película ya existía.
Alba Iguacel Martínez Márquez de 1º de ESO E
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